jueves, octubre 06, 2005

Martín

Estaba en mi trabajo de la tarde, cómodamente sentada frente a la computadora, el aire acondicionado me estaba molestando un poco porque movía unos cuantos cabellos hacia mi cara y me provocaba comezón, también me estaba quejando porque tengo unas cuantas ronchas en la cara (ya saben, mi alergia), en eso llego un mensajero a traer unas lonas que habíamos mandado hacer, se sentó en uno de los sillones y dejo caer la cabeza hacia atrás, luego se paso la mano por toda la cara y se quedo mirando a nuestro mensajero que estaba sentado justo enfrente de el, nuestro Mensajero se llama Martín.

MENSAJERO X: ¿deberíamos cambiarle los trabajos a estas niñas verdad oiga? Que a gusto estar sentadas con aire acondicionado y toda la cosa, no que uno que tiene que andar todo el día bajo el sol llevando y trayendo cosas, ¿no oiga?
MARTIN: La culpa la tiene uno, por no haber hecho caso y ponerse a darle duro a los libros
MENSAJERO X: Pos eso si, ¿no oiga?
MARTIN: ¡Pos si!

Entonces recordé de pronto a los maestros de la secundaria que te repetían todo el tiempo; ustedes son afortunados muchachos, son afortunados de estar en la escuela, aprovéchenlo para que no anden luego en la calle, vendiendo cosas o para que no anden en la obra o limpiando casas (aclaro que todos los trabajos mencionados aquí son honrados pero matados). Supongo que es cierto, todo lo que nos decían es cierto.

Por cierto, me acaban de decir que atropellaron a Martín esta mañana, ojala que este bien.

No hay comentarios.: