Me di cuenta que fingía su locura cuando comenzó a hablar en voz alta para que yo pudiera escuchar las incoherencias de sus pensamientos… o lo que yo creía que eran sus pensamientos, porque lo que salía de su boca no era más que el resultado de los ensayos que preocupado hacia en su cabeza la noche anterior, cuando estaba a punto de dormirse. Ese pequeño momento era el único que el tenia a solas para pensar, antes de que yo llegara con mis sonidos extraños y mi escándalo de media noche, el único momento que tenia para pensar e imaginar en su cabeza que podría resultarme más familiar, por lo tanto más loco, o como muchos dirían; más zafado. Lo cierto es que tenia años fingiendo su locura y si fue por mi o fue por él, eso nunca lo sabré, no había cosa que el odiara más que el hecho de ser normal. Ser loco no duele, ser normal sí.
A mí me gustaba estar loca, la gente no espera mucho de las personas con el coco botado, pero cuando me di cuenta que trataba de engañarme… que no era como yo, empecé a fingir que yo era normal. Solía decirme que le gustaba estar conmigo porque yo era diferente y por eso me fui. No fue mi culpa que a él lo dejaran tantos años entre esas cuatro paredes blandas y yo saliera a los dos meses de ensayar una y otra vez mi normalidad, fue más bien cosa de talento actoral.
2 comentarios:
:O muy bueno
...pero acá entre no, todos sabemos la verdad. (Buenísima historia)
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