Había una vez ...
Un niño malo. A ese niño malo le gustaba maltratar gatos, no había cosa mejor para el que un gato horrorizado. Primero los llamaba con su manita, movía los deditos encantadoramente y les hacia; ptss ptsssss. No se sabe porque, pero los gatos siempre acuden a aquel sonido. Estando el gato lo suficientemente cerca, de un zarpazo el niño lo agarraba, primero lo metía en el espacio que queda cuando se levanta el asiento de los carritos para niños, de esos a los que le das vuelo con los pies. Ahí lo metía y se sentaba durante una o dos horas a darle vuelo al carrito por toda la calle. Luego, cuando al fin el niño malo se cansaba, sacaba a el gato de esa terrible cárcel, lo agarraba con fuerza, tomaba la puntita de su cola y la presionaba contra las espinas de un rosal y si al gato no parecía molestarle mucho la original tortura, el niño malo decidía rematar aventando al pobre animal a la casa de enseguida, donde desafortunadamente para el felino habitaban 3 perros rottweiler.
Así pues el niño malo finalizaba su ritual de maltratar gatos, mismo que generalmente era interrumpido por el grito de su madre; ¡bebe, ya esta lista tu lechita angelito!. Así de fácil el niño malo se convertía en niño bueno, siempre y cuando los gatos no opinaran.
6 comentarios:
en serio existe alguien tan malvado?
Si Angel... Yo lo vi :S
Y no han visto a mi vecinito....
se come las cucarachas y le gusta pegarle a todo animalito chiquito, ratoncitos, hamsters, gatitos,cosas asi
Y ese niño creció... se hizo ministerial, no sin antes pasar por ser narco. Aunque en veces el proceso es a la inversa.
O se casan con alguien como yo que les pega una chinga y los mete en cintura.
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los gatos no me gustan, pero a las mamás de los niños maltratagatos las deberían de ajusticiar, porque en la escuela esos lepes son un pinche peligro!!! (ay mis traumas!)
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